La inflación fue 4,9% mensual, cayó por cuarto mes consecutivo tras el máximo del año en julio del 7,4%. Siendo relevante que fue casi dos puntos menos que el promedio mensual (6,7%) registrado entre julio y octubre.
También fue menor al 6,1% proyectado por el REM. La política económica ortodoxa: contracción monetaria, menor déficits primarios y subas de tasas de interés están llevando a un freno de la economía, que sumado a la heterodoxia de los Precios Justos ayudaron a desacelerar la inflación.
Específicamente hablando de la inflación de noviembre fue 4,9%, y corrió al 78% anualizado (20 puntos menos que octubre). Acumuló en once meses 85% y en los últimos doce meses 92%. El 2022 terminaría con inflación del 96%.

Se remarca que la core muestra un sesgo bajista desde el pico de inflación de julio (7,3%), espejando la contracción económica del cuarto trimestre.
En ese sentido, 8 de los 12 sectores subieron a un ritmo de 2/3 puntos porcentuales menos que en octubre. Ello reflejaría un primer éxito antiinflacionario (entendemos de forma permanente) de la política económica.
Con la inflación de noviembre hubo adelanto cambiario (mejora de la competitividad): el BCRA devaluó 6,6% promedio y punta respecto del 4,9% del IPC.
Asimismo, la tasa de interés real activa en noviembre (expost: tras el anuncio del INDEC) subió; pasó de casi cero (-0,5% real) en octubre hasta 16,6%.
En tanto la Badlar real pasó de -6% hasta 10% en noviembre, dando lugar a una fuerte mejora en las altas de Plazo fijos privados en pesos en el sistema financiero.
¿Que vendría ahora? Entendemos como una escalerita decreciente en el ritmo de alzas de Tarifas (ajuste fiscal) > Crawling Peg y Salarios.
Dicha escalerita, claramente, para ser exitosa debe mantener la emisión monetaria controlada, salvo en diciembre y enero por la estacionalidad de la demanda de dinero junto a un ajuste fiscal continuo.
De mantenerse este tránsito, la inflación de diciembre también debería mostrar (aún con la consabida estacionalidad) un sesgo de atenuación.