
FED subió 50 pbs y acentuó discurso de política monetaria dura.
• La inflación minorista mensual de noviembre fue -0,1%, acumulando 7,1% ia. Fue menor que el 7,7% ia registrado a octubre. Similar dinámica se dio en la versión core (sin alimentos ni energía) que registró 6% ia.
• Las ventas minoristas y la producción industrial del período operaron en territorio negativo, espejando la desaceleración económica que se traduce en desinflación.
• En tanto, la FED subió la tasa de fondos en 50 pbs (13/14 dic), llevándola hasta 4,25%/4,5% anual. Dicha acción de política monetaria esperada por el mercado fue acompañada por un mensaje del presidente FED más duro.
• En dicho mensaje enunció que se espera mayor evidencia de desaceleración de precios en los bienes por mayor fluidez de la cadena de oferta (COVID en China) y en los servicios cuya inflación va de la mano de los salarios (+5% ia a noviembre) en un mercado laboral con bajo desempleo (3,7%) y sostenida demanda, por lo que el incremento salarial pega en la inflación del sector.
• Por ello, la Fed seguirá subiendo las tasas para desincentivar empleo y presionar a la desaceleración salarial. Así, la política monetaria seguirá restrictiva en 2023.
• En esa dirección, el mercado espera tres subas de 25 pbs el próximo año, elevándolas hasta 5,0%/5,25%. Recién en 2024 se estima que la FED las recortaría.
• Volviendo al corto plazo, en los albores de la semana anterior, la tasa de 10 años tocó un piso de 3,50% anual. Subiendo hasta la zona de 3,7% anual en esta semana.
• En este escenario de dureza de la FED, mayores tasas por más tiempo, el S&P 500 cayó 2% semanal hasta 16/12 tocando 3833. Recuperó levemente terreno en esta semana hasta 3880. Aun así, el mercado accionario americano operó lateralizado de octubre y hasta mediados de diciembre.
Europa: igual que la FED: 50 pbs y discurso duro. Por la guerra sube probabilidad recesión.
• El IPC de la eurozona fue -0,1% mensual, en línea con lo esperado. En tanto la inflación fue estable en el 10% ia a noviembre.
• Tras haberse mantenido fuerte en el primer semestre, la economía de la Unión Europea entró en el invierno en un marco de mayor exposición a la dependencia energética.
• La misma vía inflación y precios del petróleo afectan el poder adquisitivo del consumidor, reduciendo a la par la actividad.
• Por ende, llevan a que las perspectivas de crecimiento, tras 4,5% de mejora del PBI en el 2022, baje al 1% en el 2023 (un punto menor a las proyecciones previas).
• Por ello, el BCE, en la reunión del 11/12 elevó la tasa hasta 2,5% anual, incrementándola 50 pbs, menos que lo esperado de 75 pbs.
• Por ello, el Bund alemán a 10 años rebotó desde un piso de corto plazo del 1,9% anual hasta 2,30% anual, al incorporar un discurso agresivo del BCE, en sintonía con la FED.
• Así, el mercado descuenta que la seguirá subiendo hasta 3,25% anual antes de darse alguna chance de pausa.
• Con este entorno, el euro testeó USD 1,08, retornando a la zona de USD 1,06.
• En similar dirección, las acciones europeas cayeron 3% hasta los 3800 puntos la semana anterior. En la semana no levantan cabeza.
China: restricciones COVID y caída de la actividad van de la mano.
• El Índice de Gerentes de Compras de manufacturas y servicios se situaron en 48,0 y 46,7 y menores a la marca de 50 puntos que separa crecimiento de contracción. Ambas mediciones fueron las más bajas en 7 meses.
• Consecuentemente, la producción industrial de noviembre fue menor a la prevista (2,2% ia respecto al 3,5% ia). En tanto, los precios de las ventas minoristas mostraron deflación.
• Así, los indicadores de corto plazo espejan las restricciones del COVID y el debilitamiento de la demanda global; por ende, un se ve un crecimiento en moderada desaceleración.
• Esta debilidad se trasladó al yuan y a las acciones con bajas semanales del 2% y acumuladas en el año del 19%.
SÍNTESIS
Continúa el ciclo de tasas de interés crecientes (aunque a ritmos más atenuados) tanto de la FED como del BCE. Ello conlleva a una probabilidad creciente de desaceleración en Estados Unidos y a recesión en Europa. A ello, en China, por el COVID, se apagó la demanda interna y la actividad que acentúa la posibilidad de un muy magro crecimiento en el 2023.
La combinación de los efectos retardados (suba de tasa y desaceleración de la economía) de la política monetaria sumado a la coyuntura china y la guerra ponen techo a la dinámica de la renta variable de los países desarrollados.
Similar clima debiera extenderse en baja de commodities y hacia los países emergentes con ralentización de la demanda y actividad y en los resultados empresariales.