05/01/2023

Estados Unidos y Europa: 2022 inflación y suba de tasas. 2023 recesión muy probable

05/01/2023

FED y BCE más subas de tasas. Inversión de la curva y recesión.  

La inflación y la suba de tasas impactaron en el año 2022. 

La inflación creciente fue provocada por las políticas expansivas de Bancos Centrales y gobiernos como motores usados para salir de la pandemia entre 2020 y 2021. 

Se conjugaron todas fuerzas pro inflacionarias: recuperación de la demanda agregada, contracción de oferta desde China y suba de commodities por el conflicto en Ucrania. 

Así, la inflación en los países desarrollados tocó máximos de 10% ia, dando lugar a contracción monetaria y fiscal para llevarla al 2% en los próximos años.

En esa dirección, la FED puso el pie en el freno (y fuerte) desde abril, acumulando 425 pbs y alcanzando a fines de año 4,5%. El BCE empezó en julio del 22, la subió cuatro veces y acumuló 250 pbs, terminando en 2,5%.   

 

En el corto plazo con las subas de tasas, la inflación bajó de los picos del año, más en Estados Unidos y China que en la Eurozona, afectada por la suba de alimentos y energía. 

En Estados Unidos, en junio tuvo 9,1% ia y bajó hacia 7,1% ia en noviembre. En China pasó de 2,8% ia en septiembre a 1,6% ia en noviembre. Europa, con la mayor inflación, fue 10,7% ia en septiembre y cayó al 10% en noviembre.  

Dinámica aunada a la desaceleración económica. Así, los indicadores adelantados de actividad operan por debajo de 50 puntos reflejando menor producción.  

Hubo una fuerte baja en China: el índice PMI fabril cayó de 48 en noviembre a 47, por la nueva ola de COVID. El PMI servicios bajó más fuerte, de 46,7 a 41,6. 

En Europa, el PMI industrial tuvo un sesgo negativo entre septiembre y noviembre: registró 46, mejorando a 47,8 en diciembre. Así se atenuó la baja, que sería transitoria, ya que continuó mermando la demanda por menores pedidos. 

En Estados Unidos, el PMI cayó los últimos 8 meses tras el pico de marzo 2022 con 59,7 a 46,2 en noviembre. Ello anticiparía una contracción del PBI del cuarto trimestre, tras un rebote en el tercero, junto a una contratación laboral más cautelosa ante la menor demanda final. 

Con un contexto de desaceleración de actividad e inflación, se estiman tres alzas de 25 pbs en 2023 en Estados Unidos y Europa. Alcanzarían 5,25% y 3,25%, respectivamente. 

Tras ello, la FED y el BCE podrían pausar su accionar que dependería de la resiliencia a la baja de la inflación. 

Históricamente, las políticas monetarias restrictivas no mostraron sintonía fina sobre las economías. Desde 1970, los Bancos Centrales, vía subas de tasas, provocaron recesión que luego llevó a la caída de la inflación. 

El 2023 no sería la excepción para la economía global aunado a un factor disruptivo (respecto de la historia) ante el conflicto en Ucrania.   

En similar sentido, y mirando Estados Unidos, se observan que las tasas cortas son claramente superiores a las tasas largas, o lo que se llama inversión de la curva, y ello también es un indicador financiero que anticipa recesión.

  

El spread entre 2 y 10 años es mayor a los registrados en los últimos tres eventos antiinflacionarios: 2000 (DOT COM), 2008 (SUBPRIME) y 2020 (COVID). 

También hubo fuerte correlación entre política monetaria restrictiva, recesión y caída de los mercados accionarios. 

En esa dirección, los mercados accionarios mostraron dicha causalidad. Así, cayó por segundo año seguido China y en el 2022, al mismo tiempo Estados Unidos y Europa bajaron 20%.  

 

Para Estados Unidos, las proyecciones del S&P 500 de los bancos de inversión van de una baja del 11% a un alza del 15%. Sin embargo, el consenso (mediana) anticipa un mercado lateralizado entre 3700 y 4000 puntos. 


SÍNTESIS

Continuará el ciclo de subas tasas (aunque más atenuados). Aparece un interrogante dado por la resiliencia a la baja de la inflación en alimentos y energía, derivados de la guerra en Ucrania. 

Además, todas las señales apuntan una probabilidad creciente de desaceleración/recesión en Estados Unidos, y de recesión en Europa. China, por el COVID tendrá apagada la demanda interna que pegaría adicionalmente sobre los commodities para países emergentes. 


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